No sabe no opina

Nombre: Gastón
Ubicación: Miraflores, Lima, Peru

martes, 28 de febrero de 2006

Del choclo con queso al tacacho con cecina

La selva siempre tiene algo de cautivador que simplemente me fascina apenas pongo un pie en ella y siento la cachetada contundente de su calor. Este fin de semana no fue la excepciòn. Buenos dìas señores, aerolìneas Cataplùm anuncia que arribamos al aeropuerto de Madre de Dios, con una tempertura de 37 grados. Disfruten la visita.

Coño! 37 grados, a esa temperatura le pesa a uno hasta el pelo. Cuando el calor aplasta es que aplasta, o sea, caes enla cama del hotel y simplemente no hay forma humana de levantarse, mientras escuchas a los mosquitos estrellarse en la ventana. Allì recièn empezò la aventura en la que nos embarcamos.

Por la noche regresamos de un mitìn en una plazita y de repente, broooom! Què lindo lluvia, dijeron los màs monguitos. Chèvere, por fin podrè usar mi super impermeable y ver si valiò las 10 lucas que pague en Lima (?!) Eeeeerror! Habìa dejado la casaca del canal en el hotel, porque està diseñada para proteger del frio, o sea, està forrada en polar, tiene doble acolchado y eso sì, impermeable es, piro ni ca me la iba a zampar con el calor que hacìa. Como dijo: eeeerror. Por fortuna el chubasco nos agarrò sòlo media hora en la calle, asì qye normal.

La cosa vino al dìa siguiente. Partìamos a las 3 de la maraca a Iñapari, que es como hacer un viaje de Lima a Ica provincia. Salimos y llovìa. No, otravez? No joven, todavìa no para. Chez, caballero. El carro que nos consiguieron era una camioneta station wagon. O'e, nosotros pedimos una camioneta (imaginando que tendrìamos una Hi Lux o algo asì para irno,s y nos traen un taxi) Camioneta es pues. ya vamos que nos mojamos. Fueron nueve horas. NUEVE HORAS, la mitad me la pasè durmiendo en la maletera, junto a la llanta de repuesto, porque el dolor de pierna no me dejaba doblar la pierna.

Primera aventura. 4am: El rio ha crecido joven. Asì que a esperar una lancha suficientemente grande para que entre el carro. Atravesamos el rio en total oscuridad, mismo peli, con el ruido de los pajarirtossonando, llegamos a la otra orilla, y el carro se enfanga al salir. O sea, em medio de la lluvia, buscr cooomo locos, tronquitos por la selva para sacar el carro del barro. Empujàbamos y las llantas nos tiraban esapasta roja que se forma de arcilla. Una delicia.

Aventra dos: Ya de dìa, como a las nueve (siii, seguìa lloviendo) nos caìmos en una zanja y nos volcamos. Una maravilla eso de salir por la puerta convertida en sun roof a lo bestia. Y ahora, quien podrà... no, ni el Chapulìn vendrìa hasta aquì, tan imbècil no es. A ver, habìa un campamento de la carretera Interoceànica por allà. A ver pues, vamos a pedir ayuda. El capote de lluvia colapsò, literalmente diez solsotes al agua, barro hasta las canillas, agua que se mete en los ojos, las orejas, te martilla el cuero cabelludo. Feliemente los obreros se apiadaron y nos dieron una mano, sacamos el carro y seguimos.

Llegamos a Iñapari al medio dìa, aun no desayunàbamos. Asì que nos fuimos a comer a Brasil... paìs tropical, abencoado por Deus, y toda la murga de la canciòn. Qè faàcil fue cruzar la frontera, o sea, cruzar nada màs, nosotros esperando a que nos detenga un penep`o un guardia federal y nada. Nos metimos hasta la ciudad de Acre, y lo primero Coca Cola heladita, o rerigerante du soda, a no se cuantos reales.

Y bueno, el camino de regreso lo hicimos en una poderosa pick up... con màs lluvia. Por la noche para echar los demonios, nos bajamos cuanto helado habìa a mano. Y asì es pues., de recuerdo me queda un jean convertido en costra roja, una camiseta que no se le quita el olor a tapir por nada y moretones varios, no tanto por la volcadura, como por intentar dormir dando botes en la maletera.

Feliz.

jueves, 23 de febrero de 2006

A pata pela'o

OK, llevo una semana cojo y me siento reventar. No por el dolor en si, si no por todas las cosas que no puedo hacer.

Mostro, la Dama tuvo la enorme gentileza de comprarme una venda ortopédica para que la pata no se me siga deformando, y valgan verdades, el dolor se me ha aliviado un montón. Lo malo es que me he acostumbrado tanto a un ritmo de trabajo agitado que me siento mal de no poder hacer todo lo que quisiera. Hoy salí con la niña a nadar, aprovechando que tenía libre el día. Caballero, meterme con la pinche vendita al mar, porque simplemente no puedo mover el pie si no tengo los tendones correctamente ajustados. Pa' concha, como apunto Angus en su blog, hay que seguir trabajando, pero disminuido. Consecuencia: En la última comisión, terminé como a tres cuadras de retraso de la caravana que caminaba por Mi Perú, en Ventanilla. Eso me pone de pésimo humor y se me nota.

Puuta, que baboso este, cualquiera va a ver al médico antes de quejarse, no? Pues no, pues, mi médico, el que tiene mi historial no está en Lima, y empezar de nuevo con otro para retomar mi tratamiento cuando regrese el mio no es la voz. Mañana parto otra vez de viaje, a Puerto Maldonado, y espero que la pata me dé.

Coño, qué mal humor! Quiero gritar, pero al menos ya me desfogué escribiendo pastruladas. Arg!

martes, 21 de febrero de 2006

La vida te da sorpresas

Regresaba de la calle esta noche, cuando abrí mi puerta y vi a mi viejo mirándome directamente a los ojos desde la sala.

Tardé dos segundos en darme cuenta de que era un espejo. Todavía no me repongo de la impresión. En fin, así está escrito, no?. Caballero.

jueves, 16 de febrero de 2006

Cusco

Here I come and we don´t care mucho. Jaja, no mentira, pero qué me pasa por la cabeza últimamente.

Bueno, nunca había dejado de escribir tanto, pero es porque ando un toque lejos. Ando en el Cusco, pero en el interior del Cusco, o sea, ahí donde el aire da la vuelta, aaaaallí mismo.

El viaje es maravilloso, jamás había cruzado tantos ríos, quebradas, hermosas tierras, ni había conocido a tanta gente que se parece tan poquito a nuestra forma de vida.

-Señora, me vende un poco de agua?
- Manan papa.

- Choche, me vendes un choclito con queso?
- Y para que quiero tu plata, señor. Te cambio DOS choclos, por tu gorra. Y te doy quesito para el camino, si?
- Err, no.

- Amigo, el baño.
- Psh, allí esta el río, y hay hartas piedras redonditas y suaves. Las remojas en agua nomas.
- ...!

Por lo demás es viajas un motntón, ver el cielo lleno de estrellas como no lo había visto nunca, y aprender harto de esta tierra, que tan poco se parece a lo que creía yo era el Perú profundo. Un error por ejemplo es olvidar que no todo el Cusco es sierra (dónde creen que queda la selva de Camisea), así que llegaba por ejemplo, a Quillabamba, un lugar medianamente grande, y veo que todo está lleno de palmeras, la gente en sandalias, y uno con casaca térmica y chompa de lana, llorando por un comercio abierto que me venda un polo. Claro, al rato, feliz y fresco, la pinche lluvia empezó a caer como sólo lo hace en nuestra selva. la gente tranquilaza sacó sus paraguas, y don Huevas tratando de parar un taxi para llegar al hote. Eeen fin.

Segunda vez que entro a internet, veremos cuánto más tardo en hacerlo. Pero saben, no se extraña. La vida es buena, los hotelitos limpios, y el aire helado. Ojalá aprenda a colgar fotos para mostrarles algunos lugares que no pensé que podr´pian existir, por su simpleza que casi parece mágica.

miércoles, 8 de febrero de 2006

Carta a tí

Tengo el siguiente texto impreso y colgado con chinches en el corcho de mi computadora. Alguna vez un tio me dijo que era una trampa dejarlo allì esperando que alguien lo lea, enganchado con la curiosidad morbosa que despierta la primera frase. Varios en mi familia han caído, a todos ellos, les dedico el artìculo de "El último cartucho". Por lo demás es mi artículo favorito y siempre que puedo lo releo para coger la real dimensiòn de las cosas...

Y dejo que lo lean en casa también, que nunca está demás, allí agazapado con pinta de yo-no-fui, en esa tablita de corcho.

*-*-*-*-*


Ya sé que va a ser jodido, amigo mío. Sé que presentarse a una entrevista de trabajo, a competir con otros más jóvenes y preparados, cuando tienes medio siglo de almanaque y canas en la cabeza, no será el momento más feliz de tu vida. Probablemente los fulanos de quienes depende tu destino sean niñatos de diseño, de esos que se creen que siempre van a ser jóvenes, y listos, e incombustibles, y desprecian a la gente sin adivinar que un día ellos mismos estarán con el cuello en el tajo. Tu experiencia les importa una mierda, eso ya lo sabes. Quieren jóvenes de veinte años sin cargas familiares, que hablen inglés y que parezcan que no van a envejecer ni a morirse nunca.-

Por eso te asusta pensar en lo de mañana. Miras a tu mujer, que plancha tu mejor camisa, y sientes que el miedo te agarrota el estómago. El día que dejó los estudios para casarse y seguirte en lo bueno y en lo malo, no imaginaste que ibas a terminar pagándole así. Mañana te pondrás esa camisa que ella plancha. Te la pondrás con una corbata y saldrás una vez más a probar suerte, con poca esperanza. Y es que tiene huevos. Has trabajado toda tu vida como una mala bestia, y verte en el paro a los cincuenta y cuatro, con hijos y con mujer a los que darles de comer, es como caer de pronto en el fondo de un pozo oscuro. Sé todo eso porque tu hijo, que es amigo mío, escribe de vez en cuando. O tal vez no es tu hijo quien escribe, sino que es otro hijo hablando de otro padre; pero en realidad se trata siempre de la misma historia. Y tu hijo me cuenta que la última vez estuviste un mes con la cabeza gacha, los ojos enrojecidos de haber llorado, sentado en el sofá como ausente, con la cara entre las manos, sin atreverte ni a salir a la calle de pura vergüenza.-

Te preocupa sobre todo lo que piensen tus hijos. Una mujer comprende, conoce y perdona. Los hijos, sin embargo, son crueles porque son jóvenes y todavía no saben lo que siempre se termina por saber. Los ves mirarte en silencio y crees que te desprecian por los años y por el fracaso. Por no salir nunca en el telediario. Por ser la estampa de la impotencia, la confirmación de que esta vida y este país son una piltrafa. Así que supongo que los hijos son lo peor. La mujer luego, al acostaros, te aprieta una mano antes de dormirse. Sabe cómo has peleado siempre, conoce lo que vales. Quizá sea la única que de veras lo sabe. Con ella la humillación es compartida. Es soportable.-

Y sin embargo, amigo, deberías leer la carta que me escribe tu hijo. Deberías comprobar con qué ternura y respeto habla de ti. Como sufre al saberse demasiado joven para serte útil, al no encontrar las palabras o los gestos adecuados. . Porque ya sabes cómo es: torpe, desmañado, con esos pelos largos siempre con la puñetera música a todo trapo. Con esas broncas que tenéis, y esa forma de vida suya tan diferente a la de tus tiempos, que te parece la de un marciano. Lo que no sabes es que cuando te ve derrotado en el sofá con la cabeza entre las manos, le quema la boca y le laten las venas porque desearía tener labia, ser capaz de ir hasta ti, tocarte, decirte lo que de veras piensa. Y lo que de veras piensa es que tengas ánimo, viejo, que no eres tan viejo, maldita sea, aunque él mismo te lo diga a veces. Que él no es tan crío ni tan bobo como parece, que sabe fijarse en las cosas que ve, y que te ha visto trabajar, e intentarlo una y otra vez, y querer a su madre y a él y a sus hermanos. Y sabe que eres el mejor, rediós, que eres la mejor persona, el hombre más decente y trabajador que ha conocido en su puta vida. Que eres su padre y lo serás siempre, tengas curro o no lo tengas. Que las mejores lecciones de su vida se las diste siempre y no con lo que decías, haz esto o no hagas lo otro, sino con lo que él te vio hacer. Y cuando, tarde o temprano, tenga que cerrarte los ojos y ojalá te los cierre él - sin duda podrá decir en voz alta: “Era un buen padre y era un hombre honrado”.-

Así que, como dicen mis paisanos de Cartagena, no te disminuyas, amigo. Mañana te pones esa camisa planchada por tu mujer y te vas a la entrevista de trabajo con la cabeza muy alta. Y si no le gustas al niñato de turno, pues él se lo pierde y que le vayan dando. Y si fracasas otra vez, síguelo intentando mientras puedas. Y cuando ya no puedas más que siempre se puede -, pues bueno, pues hasta ahí llegaste compañero. No hay nada deshonroso en el soldado que enciende un pitillo y levanta las manos, si antes ha peleado bien a la vista de los suyos. Si antes ha disparado su último cartucho.

Arturo Pérez-Reverte, abril 1999