No sabe no opina

Nombre: Gastón
Ubicación: Miraflores, Lima, Peru

sábado, 31 de marzo de 2007

Campo de Batalla

Hoy me he despertado reflexivo. Reflexivo y con dolor de espalda. Con dolor de espalda y con una pezuña que no se aguanta. Trataba de buscar mis abteojos, y metì sin querer la mao en una taza de café con leche de hace tres días. O cuatro.

En la cama de al lado ronca Guillermo. El control remoto ha caído en una taza de guacamole que descansa sobre un tapper, justo entre dos chimpunes, o zapatillas... creo. Hace cosa de unos diez dìas que viviomos sólos, y a ver, cómo plantearlo para que no suene medio imbécil o aniñado. Bueno, la cosa es que como salimos de casa temprano, no hay nadie que le abra la puerta a la empleada, así que le dijimos hce dos semanas que no regrese hasta que le avisemos. Y bueno, las cosas están así.

La ropa limpia descansa en una cama desocupada, mientras vemos con preocupaciòn como sube el volumen de medias sucias y baja el de platos limpios. Sí, se supone que deberíamos limpiar un poco, o poner un poco de orden. Al menos ahora algunos platos sucios finalmente descansan en el lavatorio.

No es una mala vida. Tampoco es para que salgamos en Vanidades. Simplemente estamos esperando a ver qué ocurre primero: se nos acaban las cosas limpias, o nos vamos a vivir a un hotel. No, la verdad algo tenemos que hacer. Lo único que nos falta es tiempo libre.

A ver: vengo un rato a la oficina, tengo una parrillada, ir a cortarme el pelo, arreglarme para un matrimonio, IR al matrimonio. La recepción. Despertar domingo a medio día, asegurarme de que el chifa del viernes siga en condiciones de ser comido. (Hu)ir donde Lore, regresar a casa. Dormir. Ya es lunes.

Ahora que lo pienso, con ese ritmo, a qué hora ensucio la casa?

martes, 27 de marzo de 2007

El tiempo está cambiando

No escribo hace mucho. La verdad es que me gustaría escribir un poco de las peripecias del viaje a Sao Paolo y Guarulhos, o el viajecito que me voy a meter a Marcona pasado mañana. Pero hay un tema que me da vueltas en la cabeza hace días, y es el de un viaje a Huaraz que me dejó pensando.

Y lo que me dejó pensando es que ya me estoy haciendo viejo para algunas cosas. La verdad es que el espíritu reportero-dicharachero-indiana-rana que siempre tuve me está dejando un poquito. Hay cosas que ahora pensan más que antes, responsabilidades que no puedes desatender, miedos que comienzan a aparecer.

Estuve metido en la Cordillera Blanca 3 días. Varios nevados, glaciares, lo de siempre. Resumiendo, me caí en una laguna, me resbalé en un río, caminé kilómetros bajo lluvia, niebla y granizo. Y la verdad es que nada tiene de gracioso.

Me perdí durante una tormenta, un blizzard creo que le llaman los gringos. Menos 4 grados, 4 mil 500 metros de altura, visibilidad de 5 metros, granizo, la ropa empapada, caminata de 7 horas. Las botas de nieve que pesan cada vez más, la ropa empapada bajo el capote de plàstico que no protege todo lo que debería. La inmensa sensación de soledad, de desamparo.

No de desesperación. Sólo tenía una pena inmensa. Por mí. Porque perderme ya no era lo que era antes. Ya no fue una aventura maravillosa, de esas que uno cuenta después heroico a sus patas. El cuerpo pesa. No tengo ni 30 años, pero hay cosas que ya no estoy dispuesto a volver a hacer.Por eso sentía pena por mí. Ese viaje me abrió los ojos a las limitaciones que mi trabajo último me había estado ocultando por lo sedentario.

Bah!

lunes, 5 de marzo de 2007

Luau y dancing queen

You can dance, you can jive, having the time of your life.
See that girl, watch that scene, dig in the dancing queen
ABBA: Dancing Queen
Vaya, me siento después de varias lunas a escribir. Y como no sé de cuánto tiempo dispongo, pues las cosas rápidas. Aprovechando un fin de semana libre, Lore y yo nos fuimos de fin de semana a Chocalla (Eisha), de campamento-luau. Todo bien, hasta que en pleno jaraneo luaunesco (así se dirá) terminé arrastrado a un concurso de baile.
Sí. Yo. Concurso de baile. Y eso, que mi coco seguía lleno de piña colada, pero en fin. Contra todo pronóstico quedamos segundos. Ahhh, agárrense. Segundos en un concurso de baile. Así es: su seguro servidor o mejor dicho, Lore quedó segunda y yo me gané de paso porque con alguien tenía que bailar la niña, no?
No ganamos porque, bueno... bailaba yo, y la otra pareja eran sobrinos de no sé quien (no, suena a piconería, aceptémoslo, yo tendía algo que ver. Pero poquito nomás). Salsa, merengue, un mix de wo-oooh, ca-ri-beee! y ahí estaba, en el escenario tratando de no hacer un ridículo muy bravo.
Algo nos salió, pero la niña se robaba el show. En la pista era divertido ver como la gente trataba de llevarle el paso o de seguirla. Para qué, tiene gracia la condenada. Así que después de quedar segundo, me siento más seguro para irme a bailar calypso con la niña cuando me vaya de vacaciones a la rica Brasil en un par de días. Ya contaré que tal me fue bailando samba.
La-la-laaaa-lah...
Moro num país tropical e abençoado por Deus...