La poesía de la Isla

Finalmente, me doy un tiempo para transcribir los grafitis que me fascinaron de Las Cuevas o la Isla de Morgan.

I
Te preguntas por el Infierno.
Crees que las llamas del Demonio
resoplan en un cuento,
en una fábula de la Biblia y te relajas
porque piensas que está lejos
entonces un día descubres que Lucifer existe y
que su fuego quema hasta hacer arder
sueños, ojos, manos y pelo,
Pero ya es muy tarde.
Como el plástico derretido,
no puedes reponerte.

*-*-*-*-*

II
Yo crecía con mamá y papá
fui al colegio y tuve casa.
También vi al Chapulín Colorado y
me disfracé de reina el día de los niños.
Yo también anduve con ropa limpia,
hice la primera comunión y
enamoré hombres de penes respetables
y dientes blancos.
Yo también.

*-*-*-*-*

III
Dios es mocho.
Le prometí que iba a cambiar,
que quería escupir todo lo malo
le dije que me ayudara.
Le recé un Padre Nuestro.
y le rogué,
y le rogué,
y le rogué,
y le rogué
le prometí que si me extendía la mano
y me sacaba
no se iba a arrepentir,
pero Dios no me oyó.
Yo creo que es mocho
porque al fin
no le vi las manos por ningún lado.


*-*-*-*-*

IV
La Mona está enamorada
con Supermán
y amí me importa un culo.
Yo la conocí bonita,
cuando todavía valía.
Ahora es fea y podrida.
Yo no tengo celos.
Esa hembra es un rejo
y ya no amarra nada.

*-*-*-*-*

V
Vagina es la santa más popular,
la beata con más fieles en el mundo.
Ante ella se inclinan reyes, ricos y mendigos.
Hombres sabios y brutos,
honestos y rateros la veneran.
la besas, la acarician, lo dejan todo por ir tras ella.
Y aunque santa Vagina no es grande,
apenas una enana de rostro deforme,
le caben joyas, dinero, poder, propiedades,
palacios, carros, barcos, naciones enteras.
Ese es su milagro: lo traga todo.

*-*-*-*-*
Tomado de La Isla de Morgan, Premio Casa de las Américas literatura testimonial 2003, por Alejandro Castaño, Medellín, Colombia.

*****
Los poemas son tomados de las paredes del callejón donde se apilaban centenares de drogadictos, entre ellos los protagonistas del anterior post. Sospecho que los más elaborados son de autoría de Cinco-Cero, el abogado drogadicto que jamás ganó un caso y que era dueño de setenta por ciento. Fascinante el poder de las palabras.