Nombre: Gastón
Ubicación: Miraflores, Lima, Peru

domingo, 21 de agosto de 2005

Políticos de nueve meses

El panorama estaba más o menos así. Ocho horas comiendo, bebiendo y fumando política. Repuesto de la emoción recién tengo ánimos de hablar de ello. Popy juraba en Torre Tagle, Rodríguez Cuadros con unas muecas que se mordía la oreja, PPK haciédose el sueco, el pelado sabría Dios (en ese momento), dónde, y el jefe de la pandilla, pues no se oye, padre.

Así las ocho horas, con enlaces en vivo desde el Congreso de parlamentarios que botaban espuma por la boca, el mensaje a la Nación que se mandó el fimista, la gente en el chanel que no se lo acababa de creer. Llamadas en el teléfono, en el celular, en el RPM, en los internos, el nextel fijo y el de mano. CNN se reía de nosotros, en Google dos cuartos de lo mismo y las cadenas latinas revendiendo entradas para alquilar balcón en el show.

Calor en la boca del estómago, los restos del desayuno -2 panes con huevo frito, un café, un pan con palta y dos juguitos de papaya- diluyéndose en la barriga a las tres y media de la tarde. Dolor de cabeza, fatiga de la vista. Ring, alo? Qué, usted también.

O sea, lo de siempre.

Y cuando la bola amarilla pálido se sumergía en el malecón, la llamada. Te espero seis y media. Felicidad. Quitarme bufanda, guantes, camisa, pantalón, lentes y lanzarme a una piscina de la que sale el vapor más seductor del mundo. Piscina olímpica temperada, techada, sellada y asilada del ruido. Enganchar los pies a la escalerilla y flotar boca arriba mientras la escuhas a ella hablar por debajo del agua. Convencerte de que la acompañes mientras la ves deslizarce entre ámbar y violeta perdiéndose entre el vaho caliente de la superficie, mientras no se me ocurre cómo decirle que los pulmones me matan por el mero esfuerzo de mantenerme a flote y ella parece que hubiera nacido sólo para eso.

Al final la grasa sirve de flotador. Aguanto la respiración y me dejo llevar por la marea, mientras la escucho cada vez más lejos, y siento como la luz ámbar debajo del agua se hace cada vez más tenue en mis párpados. Tomándome ella de las manos para asegurarme de que sigo flotando boca abajo por voluntad propia y no porque me he muerto.

Si así era el principio allí adentro, suave, calmo y tibio, no sé qué rayos hacemos nosotros aquí afuera. De momento, la mayoría de personajes conque arranca esta historia se pueden ir derechito allí mismo. De donde nunca debieron haber salido.

2 Comments:

Blogger M. said...

Que bonito la verdad. Que envidia maldición. Y que bien por ustedes. Mis mejores deseos para ustedes, par de babosos, jajajaja!

10:25 p. m.  
Blogger Tortuga Maldita said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

5:01 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home