La inocencia infantil
Luego del último post que perpeté, alguien me comentó que sí pues, que los niños son lo màximo, super tiernos, asì ya, o sea super cute y apachurrables.
Y no pues, a mi no me parece. Los niños son en realidad pequeñas màquinitas de crueldad, o como alguien dijo por ahi "locos bajitos". Como no tienen experiencia de nada, no saben lo que es sufrir ni lo que es dolor, asì que se creen inmortales, incombustibles e invencibles, y como tales se comportan, hacièndoles de paso, la cagadita a cuantos se le crucen en el camino.
Recuerdo lo que éramos mis dos hermanos y yo en las fiestas infantiles. Echen nota: seis, siete y ocho años, peinado con gomina, shorcito limpio y polo con sabrà Dios si Batman o los transformes, llegando a la típica fiesta infantil. Payasos, globos,. dulces... y piñata.
Allí se liaba la de Dios es Cristo y que el demonio reconozca a los suyos en medio de la batalla. Nosotros, claro, funcionàbamos como un reloj suizo.
Se despanzurraba la piñata, uno se abalanzaba sobre el gran montón que caía al piso y se quedaba tieso boca abajo, inconmovible; el segundo iba recogiendo botín desparramado y el tercero repartía puntapiès a discreción entre los (pobres diablos) que intentaban robarnos siquiera un caramelo. Si quedaba tiempo, lanzábamos una última incursión sobre algún despistado y al final levantábamos virtualmente 3/4 del relleno de la piñata, y a veces, la propia piñata, que volvìamos a rellenar para llevarla a casa, previo paseo triunfal por la sala escenario del combate.
A ver pues, en dónde quedaron esos niños lindos y generosos? Si alguno tiene las marcas de un diente todavía estampada en el brazo, les rogamos disculpar. Ofrecemos caramelos con pica pica a cambio.
Y no pues, a mi no me parece. Los niños son en realidad pequeñas màquinitas de crueldad, o como alguien dijo por ahi "locos bajitos". Como no tienen experiencia de nada, no saben lo que es sufrir ni lo que es dolor, asì que se creen inmortales, incombustibles e invencibles, y como tales se comportan, hacièndoles de paso, la cagadita a cuantos se le crucen en el camino.
Recuerdo lo que éramos mis dos hermanos y yo en las fiestas infantiles. Echen nota: seis, siete y ocho años, peinado con gomina, shorcito limpio y polo con sabrà Dios si Batman o los transformes, llegando a la típica fiesta infantil. Payasos, globos,. dulces... y piñata.
Allí se liaba la de Dios es Cristo y que el demonio reconozca a los suyos en medio de la batalla. Nosotros, claro, funcionàbamos como un reloj suizo.
Se despanzurraba la piñata, uno se abalanzaba sobre el gran montón que caía al piso y se quedaba tieso boca abajo, inconmovible; el segundo iba recogiendo botín desparramado y el tercero repartía puntapiès a discreción entre los (pobres diablos) que intentaban robarnos siquiera un caramelo. Si quedaba tiempo, lanzábamos una última incursión sobre algún despistado y al final levantábamos virtualmente 3/4 del relleno de la piñata, y a veces, la propia piñata, que volvìamos a rellenar para llevarla a casa, previo paseo triunfal por la sala escenario del combate.
A ver pues, en dónde quedaron esos niños lindos y generosos? Si alguno tiene las marcas de un diente todavía estampada en el brazo, les rogamos disculpar. Ofrecemos caramelos con pica pica a cambio.
6 Comments:
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Los mocosos siempre serám crueles. Para mi mala suerte el universo me ha dado miles de sobrinos.
Creo que de ahí se inspiraron los que ahora conocemos como "pirañitas" no? Ja ja. Saludos.
Siempre serán crueles los mocosos. Será por eso que todos quieren volver a la época infantil. Ya saben mucha culpa y ningina responsabilidad.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
. . . . .ESCUCHE,
POR AHI. . . .
NIÑOS. . . . .SI,
PERO FRITOS. . . .
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