Día del Trabajo

Primero lo primero. Feliz día a los que trabajan. Pero no sólo como se entiende, yendo a una oficina, acatando órdenes de un jefe o cumpliendo un horario.
Feliz Día a las mujeres que se quedan en casa tendiendo las camas de sus hijos vagos, feliz día a los señores que pegan su cartel de taxi en el auto que hasta hace unos meses los llevó a una oficina y feliz día a la gente de nuestra edad, que clasificados en mano, aplanan las calles en busca de la oportunidad de convertirse, en la mejor de las veces, en un esclavo con horario fijo.
Feliz día a los que trabajan y no les pagan prque creen que lo suyo no es trabajo; feliz día a los artesanos que regalan su obra por cuatro soles a los turistas imbéciles, feliz día a los policías que ponen de su dinero la gasolina para su patrulla y feliz día a los que domingo primero de mayo como hoy no les queda otra que venir a trabajar.
Feliz día a los que patearon el tablero y lo arriesgaron todo por un sueño; a los que mandaron a lamierda al jefe porque más vale dignidad sin plata que imbecilidad con algo de dinero. A los que culminan sus estudios y acaban en una oficina de ministerio, bajo las órdenes de un imbécil con cuarto de media y un tarjetazo en el bolsillo. A los que se van del país a limpiar mesas porque aquí les da verguenza que con sus méritos les pidan hacer lo mismo.
Benedicto XVI dijo hoy en su primera bendición desde la ventana que es un hoor trabajar. Si algún día se da una vuelta por aquí, verá que no es honor o privilegio, si no simplemente suerte.