Nombre: Gastón
Ubicación: Miraflores, Lima, Peru

jueves, 21 de setiembre de 2006

De Madrid a América

Al final, el asunto tiene su gracia. Toda la vida jugándola a los Tercios Viejos (con algunas nuevas adiciones de digna mención en el parte de ocurrencias) y resulta que ahora la última aventura, the last stand, como dirían los herejes de Su Graciosa, es como los viejos desgraciados de la vieja infantería.

Cubiertas todas las expectativas, pues nos vamos de Madrid, nuestro bastión por siete años. Puesto para que se entienda: que nos mudamos de nuestra callecita miraflorina.

No más amaneceres con olor a mar, ni el sol poniéndose en el malecóm, ni pararse en la puerta de la Moy -de los últimos verdaderos "chinos de la esquina" que quedan en pie-, ni tener una callecita casi casi privada donde salir a beber botellones de agua o fumar un cigarrito entre trabajo y trabajo. Toca mudarse. O toca joderse, como dirían concretamenete los españoles de España, que salieron de la otra Madrid a hacer la América.

Y así estamos. A nosotros también nos toca hacer la América. Mientras escribo esto, los restos de lo que fuimos siete años están siendo embalados en cajas y más cajas. Incluso se puede ver -por desgracia- todo el jaleo a la espalda de nuestros presentadores mientras leen las noticias en pantalla, de reloj ausente. Esta noche es la última que me acostaré para, de madrugada aún, irme a trabajar caminando, con el olor de los jazmines conforme me acerco a Madrid; con un poco de suerte, con el olorcito a pan recién hecho que nos llega desde Vivanda a esa hora en que la ciudad no despierta todavía.

Todos nos estamos tomando fotos, por supuesto. A montones. Y mañana, a estas horas, Dios mío, quizá ya cuando esto haya sido leído por alguien, el chanchito habrá bajado de su vuelo eterno de la Tuerca. Adiós, chanchito. La cosa será tan en serio que tendremos una cosita pequeña (difícil llamarlo ceremonia) a la hora que nuestro guardián volador sea bajado durante el cambio de horario. Por supuesto -qué digo... esperamos- para ocupar su lugarcito en nuestra nueva casa.

La primera vez que fui, recuerdo, pensaba que con algo de suerte podría ver en alguno de los pisos cómo se grababa un noticiero. Lizalud misma, un día que me pasa a buscar, llama al fono y me dice, baja, que estoy en la puerta. Jajaja, la casa sólo tiene un piso, chiquito, entre dos casas de clase media de Miraflores. Y allí se hacía la magia. Hasta el M, me llamaba al cel para decirme, oye, ese de la casaca amarilla, no eres tu?. Hijito, arreglate la corbata. Oye, compadre, no te pongas de espaldas a la cámara que se te ve la pelada. A ver si se cayan todos de una vez, estamos al aire y se mete el ruido...

Así que allá vamos. Ya estubo bueno eso de llegar de comisión y ver que se llevan puertas, paredes, mamparas, muebles. Ya saben, quienes hayan visto las entrañas de la casa, saben que todo es desmontable, efímero, fugaz y volátil.

Menos lo que dejamos, y la historia que allí hemos escrito. Listos como los aventureros de la otra Madrid. Con un par.

3 Comments:

Blogger Fabber said...

La calle Madrid. Cuántas madrugadas llegué allí para dejar las ediciones calientitas de "Primero la Salud" y "Abriendo Puertas" que me costaron tantas amanecidas. Creo que ahora se mudan donde funcionó mi vieja chamba del Comercio Multimedia, la casa Azul. ¡Suerte! (y que bien que vuelvas a postear tío).

1:55 a. m.  
Blogger M. said...

"¡Qué buena casaca!"
Mucha suerte muchacho, en esta nueva travesía. Siempre es bueno un nuevo comienzo, un nuevo camino. Suerte y para lo que quieras, estoy a un fonazo de distancia.

5:32 p. m.  
Blogger Gonz said...

Al costado de Madrid está Berlín, me encanta el europeo Miraflowers limeño. Y en Berlín hay ciertos localcillo de los que no vale comentar aquí.

Mudanzas van y mudanzas vienen. Los chanchitos que vuelanm quedan en el aire.

11:42 a. m.  

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