Las armas de mami
Muy bien, se viene el Día de la Madre, y ya que todavía no escribo tampoco nada sobre la posibilidad de que nos vayamos a sacar los ojos con nuestros beligerantes vecinos, otra vez, decidí juntar ambos temas, aunque no se parezcan mucho.
Cómo?, con el arsenal bélico que toda madre que se respete guarda.
A quién si no, no le ha caido alguna vez con el cucharón sopero (en mi caso aún con sopa y fideos colgándome de las orejas) o con el peine mientras uno se negaba a que le hagan la raya al costado. Nosotros éramos tres, así que la señora madre que nos tocó desarrolló toda una gama de métodos para la guerra de guerrillas, de los cuales la estrella solía ser la taba voladora. Ya saben, tiene prisioneros a dos chiquillos, uno debajo de cada brazo, digamos por una nimiedad tal como comerse la tierra de las macetas... en los platos finos y en el comedor, y zas, mientras el tercero escapa en busca de refuerzos, la doña con agilidad de acróbata logra sacarse una zapatilla y suaz!, en plena nuca y a cobrar. Suficiente para dejarte fuera de combate hasta que te logre dar caza.
La comida también solía ser fuente de los más avanzadas técnicas de combate a la distancia, como cuando entre mi patio y la cocina, nos aventaron medio kilo de mandarinas luego de ser descubiertos tratando de lanzar el pollo de la sopa a la casa del vecino. Finalmente, como en toda guerra, también esta la parte sucia del asunto: la tortura. Cómo si no califican el terrible acto de hacerte comer directamente de la olla (y con la cuchara de palo otra vez) el kilo y medio de tacu tacu de lentejas que dejaste del almuerzo, junto a la Band of Brothers, para meterte entre pecho y espaldas el pollo a la brasa que habían reservado para la cena.
No hay nada que hacer. Nosotros éramos tres, pero ella contaba con todo el arsenal que sus dos manos podían cargar. Perdíamos casi siempre, pero al final, ganamos. Feliz día, vieja!
Cómo?, con el arsenal bélico que toda madre que se respete guarda.
A quién si no, no le ha caido alguna vez con el cucharón sopero (en mi caso aún con sopa y fideos colgándome de las orejas) o con el peine mientras uno se negaba a que le hagan la raya al costado. Nosotros éramos tres, así que la señora madre que nos tocó desarrolló toda una gama de métodos para la guerra de guerrillas, de los cuales la estrella solía ser la taba voladora. Ya saben, tiene prisioneros a dos chiquillos, uno debajo de cada brazo, digamos por una nimiedad tal como comerse la tierra de las macetas... en los platos finos y en el comedor, y zas, mientras el tercero escapa en busca de refuerzos, la doña con agilidad de acróbata logra sacarse una zapatilla y suaz!, en plena nuca y a cobrar. Suficiente para dejarte fuera de combate hasta que te logre dar caza.
La comida también solía ser fuente de los más avanzadas técnicas de combate a la distancia, como cuando entre mi patio y la cocina, nos aventaron medio kilo de mandarinas luego de ser descubiertos tratando de lanzar el pollo de la sopa a la casa del vecino. Finalmente, como en toda guerra, también esta la parte sucia del asunto: la tortura. Cómo si no califican el terrible acto de hacerte comer directamente de la olla (y con la cuchara de palo otra vez) el kilo y medio de tacu tacu de lentejas que dejaste del almuerzo, junto a la Band of Brothers, para meterte entre pecho y espaldas el pollo a la brasa que habían reservado para la cena.
No hay nada que hacer. Nosotros éramos tres, pero ella contaba con todo el arsenal que sus dos manos podían cargar. Perdíamos casi siempre, pero al final, ganamos. Feliz día, vieja!
13 Comments:
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Manda carallo!!! Me has convencido de lo maravilloso que es tener sólo uno...
*CIERRE DE FABRICA*
si pues...asi somos las mamás! adoramos a nuestros chukies..pero tambien cuando les debe caer..les debe caer!..ya veras cuando tengas tus retoños...con san martincito..jaja
...mis respetos a la generala de su casa mi estimado Gastón.
Su madre es una reina guerrera.
!
Mi ma' era especialista en multiplicarse, pero una vez la emboscamos y le dejamos caer un cubo lleno de zapatos que dejamos sobre la puerta entre abierta (un clásico, lo admito)
El resultado lo pueden encontrar en cualquier libro de historia que hable sobre el sitio a Stalingrado.
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Post seleccionado para la sección recomendados de BlogsPerú. (Propuesto por Kat)
bien dicen que madre una sola (menos mal)
Que tal reflejo.. Parece ser que siglos de historia y generaciones de mujeres dedicadas a la crianza de hijos han dejado una herencia biologica en toda madre. Particularmente mi madre también (como la de Lord Gastón) también se las vio con tres retoños adorables (¿vieron adorable criatura?... mas o menos) y encima dos de ellos gemelos... para terminar traumatizada.. pero no!! los años no la han doblegado. Cuando mi ex enamorada escuchaba los relatos de mi madre sobre sus hijos en edad pre escolar, terminó por huir de mi casa y de mi vida... aún la sigo buscando.
Apuesto que los 3 enanos eran hombres !
Los niños por lo general sacan de als casillas a cualquier mama... eso no pasa tanto con las mujercitas.
Se podría concluir que esto es una guerra hormonal.
Acertaste, Arturo. Tres bestiecillas que a la sazón tenìan 5, 4 y 3 años, ya que nos llevamos 11 meses entre todos.
Yo mismo me sorprendo de que mi madre no nos cambiara por un balde o pollitos cuando pasaba el ropavejero.
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