Las gitanas odian a Tolkien

A todo el mundo le debe haber pasado. Digo, la necesidad de salir de la ciudad, a solas y perderse en otra totalmente diferente, con otras calles, otra gente otro olor a mar. A mi tambièn me sucediò, asì que metì cuatro trapos en mi mochila y tomè un bus que me llevò a Tacna, en donde tras perderme por sus callecitas y toparme con harto chileno, decidí que era hora de exportar un poco de Gastòn al sur, por lo que chape un taxi y crucè el desierto para acabar en Arica.

Iba de los màs tranquilo saliendo de la calle Bolognesi, en un bonito boulevard al pie del Morro donde chilenos y peruanos se acuchillaron a conciencia y cara a cara (los bolivianos se habían arrancado hacía ya buen rato), cuando camino al malecòn saco mi billetera para tomarme una gaseosa de papaya -esas son las sorpresas que te da salir de casita-, cuando una mano me detiene y me jala.

La-ca, pensé, los choros también hacen turismo alternativo. Así que ahì estaba yo con la cañita en la boca, el cd player en la oreja y la mano apretando la billetera no tan fuerte como la garra que se aferraba a mi brazo. Veamos... a ver, uñas de colores, sortijas, pulseras, olor a gato seco. Rayos!, una gitana, con lo que me gustan a mí los carromatos de colores. Me abordó con la historia de toda la vida, que te voy a adivinar el futuro, te digo con quien te casas, los números de la lotería, en fin, me las ofreció todas, a cambio, claro, de una "pequeña colaboración".

Lo siento, soy turista y no traigo pesos, le dije tratando de zafar, el brazo, pero nada, la tía cual cambista me abrió su canguro (moderna, la antigua) y me dijo que le daban los mismo soles que pesos y nomàs le faltó decir que me vendía Euros o travel checks.

Veamos... fórmulas para espantar gitanas, trataba de recordar en la cabeza, mientras buscaba en las historias de mi abuelo sobre ellas. probé la clásica, la tome de la otra mano y le dije, me quiero casar, giorgio,. La doña como que no me escuchó, pero se me acercó la hija y me dijo, despreocúpate m'hijito y zaz me tomó de la otra mano mientras ofrecía venderme un filtro de amor por... cuánto dijiste què traìas, giorgio?

Unas chicas vieron mi cara de terror al verme atrapado, inmovilizado y apunto de ser estafado, cuando las dos tipas empezaron a arrancarme cabello de la cabeza jurando que lo enterrarían en un cementerio para que me vuelva loco si no les daba plata. Así que como dicen que la desesperación es madre del ingenio, les puse mi cara de mayor seriedad (esa que uso para decir "adelante, con ustedes" y me cuadrè frente a ellas con los brazos cruzados y les lanzè mi maldición.

Annatar Mormekil, Sorondil! Eruvorima, Finrod roverandom y quenya aiya meldo!.

Las tipas empezaron a retroceder así que agarrè moral ratando de hacer memoria en las palabras màgico salvadoras.

Galadriel-Radagast, Gothmog y Adnoandor..tenna rato!

Y zaz, las dos fulanas se desaparecieron antes, supongo de que les caiga un rayo, o màs concretamente dos carabineros que venìan a ver què escàndalo era ese que aquí el señor estaba armando. Acababa de recitar de paporreta y con el mayor descaro, los nombres que pude recordar de mis amigos de la Sociedad Tolkien Peruana, ya saben, El Señor de los Anillos y todo eso. Mucho elfo y mucha magia del buen Tolkien. Y bueno, el profesor hizo lo suyo con su lengua inventada y yo terminè mi gaseosa de papaya.