Nombre: Gastón
Ubicación: Miraflores, Lima, Peru

lunes, 22 de agosto de 2005

El último cuadro

No sé cómo me vaya a quedar esto, pero vamos a ver qué sale de los dedos. Se trata del Tercio Viejo de Cartagena y su estupenda participación en la última batalla. Tuve la suerte de estar allí, como mis amigos de toda la vida; al fin y al cabo, integramos la misma vieja unidad de infantería en la que se matriculara ese viejo zorro de Diego Alatriste.

La batalla terminó y ahora se pueden contar los hechos. Enfriadas las pasiones y viendo todo con la serenidad del que pone las cosas en perspectiva, sin acaloramientos ni mala entraña. Guardamos la espada y veo lo que dice grabado en la hoja que me heredó mi abuelo, de quien en algún momento les he comentado. "Desenváinala con valentía, guárdala con honor". Y vaya que lo hicimos aquella vez, vive Dios. Cada uno de nosotros tiene su propia versión de los hechos de acuerdo a su papel en el combate, pero todos coincidimos en que pese a los quince años que en promedio llevamos juntos, aquella fue nuestra mejor actuación frente al adversario. Y a la adversidad.

Esa primera vez en Rocroi, los franceses nos dieron una pateadura en regla, como apuntara Sebastián Copons. Ellos tenían a sus leales mosqueteros, claro; igual como los ingleses tienen a sus nobles órdenes de caballería, y España, bueno, estamos sus soldados simples de infantería. Comunes. Estamos, me refería, porque nos contamos entre el Tercio Viejo de Cartagena, lo mejor de casa casa en la unidad, con algo de sangre irlandesa, polaca y vasca entre los miembros, con sazón huaracina, chinchana y Trujillana del Nuevo Extremo.

Aquella vez, recordaba, los franceses se salieron con la suya, pero la historia no está para olvidarla, sino para sacar lecciones de ella. Así que en oportunidad nos preparamos para la ocasión. Como en el cuadro de Velásquez donde sale la bandera ajedrezada de azul del Tercio, demasiado tiernos e imberbes se presentaban los del otro equipo para plantar cara a las malas bestias que podíamos llegar a ser llegado el momento.

Pero con la bandera perdida, sólo nos quedó un movimiento desesperado. Formar el último cuadro y recibir la carga. La edad pesa y algunas rodillas ya no están para estos trotes de quinceañero. Allá estaba la insignia ondeando frente a nuestras narices, perdida de su perdidez, y sin la menor intención al parecer, de dejar que alguien vaya a por ella, pardiez. Calamos los doce apóstoles, cerramos el coleto, oímos misa, y formamos el cuadro a esperar la última carga de los infieles. ¡Ferro, ferro!, !Cierra España!, ¡¡Santiago, y a ellos!!. Maeses y capitanes al frente, banderas al viento, arriba esos tambores, picas contra sus lanzas. Arcabuces que nos dejan la cara negra de pólvora apuntando a sus mosquetes de boca ancha. Dejar que Dios y el diablo reconozcan a los suyos.

Los mejores amigos, el sol en un día de invierno, hacer lo que más nos gusta. La cosa no se podía presentar mejor. Después vino el momento que cada uno de nosotros guarda en la memoria, y que sólo contamos cuando los gritos han cesado y el alma da el espacio para una buena conversación de camaradas. Quedó la cicatriz que se agrega a otra, y una anécdota más que se suma a la hoja de servicios de unos soldados capaces de dar vida a todo este disparate, tan fuera de lo común.

5 Comments:

Blogger Tortuga Maldita said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

5:04 a. m.  
Blogger Gastón said...

No, los secuaces de Su Graciosa lograron entra a mi blog. De seguro lo han hecho siguiendo al buen quelónido quelónido.
Infieles en mi blog.
Afrenta, voto al Chápiro!.
Hmpf. No queda si no batirse.

8:45 p. m.  
Blogger Tortuga Maldita said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

9:04 p. m.  
Blogger M. said...

Mah, ¡qué es esto! Las ratas se cuelan entre los tules de la mesa. Sea pues, que tres cuartos de toledana no le harán bien, mas daño si les prometo.

Por otra parte, grande el posteo. Sigue así mi buen humanista.

11:56 p. m.  
Blogger Angel Castillo Fernández said...

...mi estimado Gastón hace tiempo no lo veo por la morada del marqués. Espero que su ausencia no se prolongue más allá de lo necesario. De otro lado, está bien bonito lo que escribe, pero (humilde y honradamente) no entiendo ni media palabra.

Saludos!

1:16 a. m.  

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