Salud, dinero y amor...del otro

Para ser mi primer escrito del año, reconozco que he demorado un poco. Supuse que iba a continuar con mis personajes entrañables, pero como iba a empezar explicando por què me demorè tanto, a ver si me dejan de molestar en la Cancillerìa, decidì escribir un post parentesis. Tipo los sabrosos entremeses a cargo del doctor Chapatìn. Aquì vamos.

Todo iba de lo màs bien a fin de año, lonchecito navideño, engorde como Dios manda, regalos, familia y el largo etc, cuando entre broma y broma le muestro la pierna a un tìo mèdico. O sea, le muestro la herida que me habìa aparecido. Y allì se iniciò la aventura.

HAsta ahora no se sabe si es uta (la selva ya no parece tan buen destino), lepra, una picadura necrosada, o poniéndonos tràgicos y exagerados, càncer a la piel. El tema es que me fui hasta la Cayetano Heredia, donde me enviaron re-recomendado (yo feliz hasta que me di cuenta de que las citas eran entre siete y nueve de la mañana, pero en fin, un favor es un favor). Y empezaron las muestras, inyectadas, raspaditos, y hasta su biopsia más, que pese a lo que dice Lore -que es de las que no se alarma hasta que hay que comprar el cajón- a mi si me preocupò un toque, aunque espero que innecesariamente.

El tema es que el Instituto de Enfermedades Tropicales queda cerca a la zona de hospital del mismo tema. Allì, gente de todo Lima y de escasìsimo dinero se va a ver, entre otras cosas, de sida. Es difìcil ver algo asì sin conmoverse. Cada vez que iba a la atencióon, pasaba por allí y pordía ver a los que habían amanecido en la vereda, con frazadias sucias de tanto usarlas cada día en la calle. Personas en los puros huesos, que comparten una tacita de té para calentarse, y niños a los que parece terrible que la vida les quiera dar la espalda desde tan tiernecitos. Esas cosas hacen que uno ponga en perspectiva los propios problemas.

Hasta el dineral que me está costando el tratamiento no resulta tan fregado. Y según comunicación personal con la Lore in law, con ese dinero ya tendría 3 meses de una póliza decente. Cosas para pensar esas de las medicinas.

Que esa es otra. Aparezco con mi recetita en una botica especializada y el cuadro se repetía de nuevo, pero con el agregado del dinero que falta y la salud que escasea. Me tocó formarme tras una pareja de abuelitos que desesperados contaban sus monedas -sí, monedas, cuando sólo una caja de medicinas me costó 100 soles- y ella le explicaba al muchacho que despachaba "doctor, pero es mucha flema, ya no la puede botar, cómo hacemos doctor, cómo hacemos para que se sane". Y uno con sus pastillitas en la mano.

Y saben qué. Me considero afortunado. Sea lo que sea, ha sido detectado a tiempo. Lore ha estado desesperada y paciente a un tiempo, siempre al pie del cañón, aunque yo me saltara las noticias- y mis viejos se portaron a la altura, al punto que el señor gordo, usó sus vacaciones para jalarme hasta el oootro lado de Lima donde queda la consulta.

Para qué, este hueco de la pierna en lo único en que me ha afectado seriamente es en quitarme tiempo para postear más seguido.