Terremoto
Empezó como una sacudida ligera mientras escribía una nota sobre la interpelación a Alva Castro. De reprente, lo que pensábamos que era un temblor más de los que nos asustan en la ciudad empezó a temblar más. Las mamparas de la redacción empezaron a temblar y se levantaron las primeras caras de sus computadoras. En cuestión de segundos, al grito de "calmados!" todos empezamos a desalojar. Lore -maquillada todavía para leer- nos atajó con su metro ochenta en un arco de columnas. Ahí esperamos unos segundos más. Que la gente se tranquilice para poder bajar las escaleras sin rodarnos. Toqué los muros y temblaban como si los golpeara una compresora. El ruido de las mamparas aumentaba.
Veo el televisor. Nico sigue en vivo. Con todo temblando, con varios tachos de luz que se tambalean sobre su cabeza en el estudio, Nico sigue en su programa. Levanta la vista una vez. Lee. La levanta una segunda vez. Sigue en lo suyo. Mira a un lado. Manda a comerciales y se levanta de la mesa. Un minuto, tío; unnnn minuto me quedé en la silla me contaría después, todavía algo pálido.
Llegamos a la puerta. Los chiquillos del programa de Raúl huían despavoridos por la pista. Los invitados al programa económico recién se daban cuenta de lo que sucedía, porque en sus autos no sentían nada. Las primeras cámaras empiezan a grabar a todos reuniéndose en la pista. La imagen que me llevará del sismo que ha matado a cientos de peruanos es la de la gigantesca antena del canal de la avenida Arequipa meciéndose como una caña de bambú al viento. Levanté la vista y adiviné nuestra propia antena gigante, posiblemente haciendo lo propio sobre nuestras cabezas. La tristeza, pensé, esta se cae y acá acabamos todo. Lore estaba a mi lado, consolaba a no se quién, que lloraba.
Pongo en mi fono las noticias. Dicen que es de 7 grados, que ha sido en Pucallpa. Luego lo mueven a Piura. Al final dan la noticia que todos conocemos. Tras el pánico, salió la reacción. Mover todos los programas, sacar las cámaras a la calle. Levanten la pauta, llama al Indeci, comunícate con el geofísico. Corre, sal, de una vez, ahora. Ya!
Mi nota del Congreso quedó en nada. Tomamos un carro de deportes, un técnico y salimos con videorrportero que estaba desde la mañana. Eramos lo más cercano a un equipo que podíamos armar. Propuse la Costa Verde. Grabamos la salida del mar, las rocas caídas. Una réplica nos sorprende en la oscuridad, desprendiendo más piedras. Grabamos polícias desviando el tránsito al borde del mar; pescadores sorprendidos en su faena. Todo es oscuridad y una infinita soledad a las siete de la noche. Tratamos de salir en vivio, pero es imposible, las líneas telefónicas están saturadas.
En la radio confirman que es en Ica, ya se habla de los primeros muertos. De la amenaza de tusami, nosotros seguimos grabando en la playa. Mi hermano. Recuerdo que mi hermano está navegando. Que está en un buquecitom pequeño, en el mar de Ica. No se sabe nada de él ni de la nave. En la capitanía tampoco.
Regresamos al canal con nuestro primer material. Daba gusto ver la redacción. Eran casi las nueve y todos los equipos de la mañana, estaban allí. Muchos dejaron el terno por ropa de faena en previsión de lo que se venía. LAgunos venían en grupo directamente de jugar o de comer. Todos están alistando sus equipos, revisando las noticias, buscando contactos. Lore, todavía con suecos y maquillaje, parte a Ica. Le espera un viaje de toda la noche, para abrir en vivo el noticiero de las seis de la mañana.
Más réplicas. O sólo lo parecen. La gente está algo neurótica. Los nexteles no sirven, los rpm están muertos y las líneas telefónicas colapsadas. Volvemos a salir a la calle. Edición extraordinaria de todos los noticieros. La tierra sigue temblando. Pude hablar a mi casa. Todos bien, mis abuelas también. Uno de mis hermanos está en Moyobamba, ya se comunicó. Del otro no sabemos nada.
Regreso a casa a media noche. Finalmente me puedo preocupar de mis propios problemas. Nadie sabe nada de mi hermano. Sucelular mete de frente la grabadora. Acomodamos las cosas para una posible réplica que nos sorprenda en la madrugada, pero en casa, nadie duerme.
Veo el televisor. Nico sigue en vivo. Con todo temblando, con varios tachos de luz que se tambalean sobre su cabeza en el estudio, Nico sigue en su programa. Levanta la vista una vez. Lee. La levanta una segunda vez. Sigue en lo suyo. Mira a un lado. Manda a comerciales y se levanta de la mesa. Un minuto, tío; unnnn minuto me quedé en la silla me contaría después, todavía algo pálido.
Llegamos a la puerta. Los chiquillos del programa de Raúl huían despavoridos por la pista. Los invitados al programa económico recién se daban cuenta de lo que sucedía, porque en sus autos no sentían nada. Las primeras cámaras empiezan a grabar a todos reuniéndose en la pista. La imagen que me llevará del sismo que ha matado a cientos de peruanos es la de la gigantesca antena del canal de la avenida Arequipa meciéndose como una caña de bambú al viento. Levanté la vista y adiviné nuestra propia antena gigante, posiblemente haciendo lo propio sobre nuestras cabezas. La tristeza, pensé, esta se cae y acá acabamos todo. Lore estaba a mi lado, consolaba a no se quién, que lloraba.
Pongo en mi fono las noticias. Dicen que es de 7 grados, que ha sido en Pucallpa. Luego lo mueven a Piura. Al final dan la noticia que todos conocemos. Tras el pánico, salió la reacción. Mover todos los programas, sacar las cámaras a la calle. Levanten la pauta, llama al Indeci, comunícate con el geofísico. Corre, sal, de una vez, ahora. Ya!
Mi nota del Congreso quedó en nada. Tomamos un carro de deportes, un técnico y salimos con videorrportero que estaba desde la mañana. Eramos lo más cercano a un equipo que podíamos armar. Propuse la Costa Verde. Grabamos la salida del mar, las rocas caídas. Una réplica nos sorprende en la oscuridad, desprendiendo más piedras. Grabamos polícias desviando el tránsito al borde del mar; pescadores sorprendidos en su faena. Todo es oscuridad y una infinita soledad a las siete de la noche. Tratamos de salir en vivio, pero es imposible, las líneas telefónicas están saturadas.
En la radio confirman que es en Ica, ya se habla de los primeros muertos. De la amenaza de tusami, nosotros seguimos grabando en la playa. Mi hermano. Recuerdo que mi hermano está navegando. Que está en un buquecitom pequeño, en el mar de Ica. No se sabe nada de él ni de la nave. En la capitanía tampoco.
Regresamos al canal con nuestro primer material. Daba gusto ver la redacción. Eran casi las nueve y todos los equipos de la mañana, estaban allí. Muchos dejaron el terno por ropa de faena en previsión de lo que se venía. LAgunos venían en grupo directamente de jugar o de comer. Todos están alistando sus equipos, revisando las noticias, buscando contactos. Lore, todavía con suecos y maquillaje, parte a Ica. Le espera un viaje de toda la noche, para abrir en vivo el noticiero de las seis de la mañana.
Más réplicas. O sólo lo parecen. La gente está algo neurótica. Los nexteles no sirven, los rpm están muertos y las líneas telefónicas colapsadas. Volvemos a salir a la calle. Edición extraordinaria de todos los noticieros. La tierra sigue temblando. Pude hablar a mi casa. Todos bien, mis abuelas también. Uno de mis hermanos está en Moyobamba, ya se comunicó. Del otro no sabemos nada.
Regreso a casa a media noche. Finalmente me puedo preocupar de mis propios problemas. Nadie sabe nada de mi hermano. Sucelular mete de frente la grabadora. Acomodamos las cosas para una posible réplica que nos sorprenda en la madrugada, pero en casa, nadie duerme.
1 Comments:
impresionante tio!!! he estado siguiendo por internet los vivos del canal N, he visto tus despachos desde el nacional así como los de Lorena desde Pisco...es nuestra chamba...caballero, buena crónica.
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