Receta brava

Se lo debo al mundo. O sea, el año nuevo prometía ser lo máximo, pero a eso de las 9 de la noche del último día del año, parece que mi amiga la Suerte se fue al cine, porque me cayeron todas juntas.

En menos de dos horas me pasó corriente, me corté un dedo, me volvió a pasar corriente (hay que hacer algo con esos interruptores, querida) y me enfermé del estómago a velocidad relámpago. Y para coronar la faena, armando la parrilla agarro un carbón negro nuevito, del tamaño de un mango con tanta fortuna que lo pesco del uuuunico pedacito que estaba al rojo-blanco, vaya uno a saber cómo.

Resultado, pues que use al M de precaria herramienta apaga fuegos mientras metia la mano intermitentemente en los hielos de la bebida y un chorro de agua. La Tortu me alcanza un trapito con hielo, hasta que Miss M, -o sea, Maldita- vaticina. Echate Lolynos sobre la quemadura y se te pasa.

Y bueno pues, atención mundo entero: cuando tengan una quemada tírense Kolinos como pasta y voilá. No sólo deshincho el dedo, sino que deshizo la burbuja de suero que se había formado, devolvió la sensibilidad al dedo, lo dejo listo para la vida y con un agradable olor a mentol. No quedó ni huella. Lo máximo.

FELIZ AÑO, NIÑOS!