Drama Queen
Ya casi me había olvidado del tema, pero la bruja sarracena me lo trajo a colación hoy por la mañana. Y hubiese tomado otro matiz este post, de no ser por las siete iraníes de las que me referí hace un momento.
El asunto sucedió el sábado como a las tres y media de la mañana. Regresábamos de LarcoMar por el malecón de Miraflores, respirando el olor a mar limpio de esa hora, mientras que las terrazas de los edificios se emperraban en compartir su música y vida nocturna. En eso, el inconfundible descalabro de una pelea de pareja, gritos de él, chillidos de ella, aullidos de los dos. Que dame las llaves, que eres un perro, que para eso chupas. En eso, que la chica que corre desde la pista, atraviesa todo el parque y llega a la veredita del malecón, unos tres metros por delante de donde estábamos. La pareja, se quedó -creo recordar que con un sereno- al lado del auto.
Nos ìbamos a ir, y en eso la chica, que inicialmente se recostó en el (bajo) murito de ladrillos, salta y se pone del lado del barranco. La cagada, esta no es de las que se tira, sólo debe querer asustar al novio. Empezó a gritar y a llorar, vociferaba y nada, que entre broma y broma se acercaba al precipicio. El asunto es que si se hubiese querido lanzar, hace rato habría estado dando botes contra las piedras y rocas de abajo. Lo malo es que con el jaleo y lo cerrado de la noche, en vez de lanzarse, se podía caer. O sea, imaginen: chica guapa en sus 25, minifalda, polito nice chiclebomba, mucho maquillaje, y (he ahí) unos tacazos.
Hum, Gas, yo creo que se tira. Chez, Gastón, compadre, te buscaste la ruina. A ver qué coño hacía yo trepando el murito, me preguntaba, sorprendido todavía de caminar hacia el vacío, mientras pensaba ojalá que no haya ratas tan arriba entre las lianas. Que ese era el problema, que las enredaderas de marras hacían eso, enredarse en los tacos de la muchacha en cuestión, que cuando la cogí del brazo parece que le hubieran dado cuerda a la condenada, que empezó a patalear y a gritar que la deje, que se quería matar, que todos los hombres éramos unos malditos.
Las reinecitas del drama me tienen sin cuidado, pero igual no es la voz dejar que alguien se caiga de cabeza al acantilado nomás por llamar la atención del novio, al que se le juntaban junto a la bruja y el sereno, todos los curiosos que asomaban del edificio. Sabes qué mamita, de pataleta ya estuvo bueno. Aproveché que debía pesar unos 45 kilos con todo y ropa y la alcé en peso, ganándome de pasada un par de manasos de diva ofendida en plan, cómo me llevas, suéltame carajo, que me sueltes, ya no quiero vivir. Bueno, haz tu show, pero del otro lado del murito, mujer.
Y bueno, el episodio terminó como calculan. El sereno ahuevado entre mis reclamos y los del galán, la parjita que se besa y se va de la mano, yo que trataba de recuperar el aire (mira que 45 kilos, son 45 kilos, mujer). Y hay que ver lo que son las cosas. Una posera que bien nos pudo buscar la ruina a ella y de pasada a mi, por armar su pataleta, y al otro extremo del mundo 7 mujeres se enfrentan a ser enterradas hasta el pecho para que las deshagan a pedradas. Todo en la misma vida.
Y a veces pienso que el mundo es muy injusto con algunas mujeres y con algunas rocas.
El asunto sucedió el sábado como a las tres y media de la mañana. Regresábamos de LarcoMar por el malecón de Miraflores, respirando el olor a mar limpio de esa hora, mientras que las terrazas de los edificios se emperraban en compartir su música y vida nocturna. En eso, el inconfundible descalabro de una pelea de pareja, gritos de él, chillidos de ella, aullidos de los dos. Que dame las llaves, que eres un perro, que para eso chupas. En eso, que la chica que corre desde la pista, atraviesa todo el parque y llega a la veredita del malecón, unos tres metros por delante de donde estábamos. La pareja, se quedó -creo recordar que con un sereno- al lado del auto.
Nos ìbamos a ir, y en eso la chica, que inicialmente se recostó en el (bajo) murito de ladrillos, salta y se pone del lado del barranco. La cagada, esta no es de las que se tira, sólo debe querer asustar al novio. Empezó a gritar y a llorar, vociferaba y nada, que entre broma y broma se acercaba al precipicio. El asunto es que si se hubiese querido lanzar, hace rato habría estado dando botes contra las piedras y rocas de abajo. Lo malo es que con el jaleo y lo cerrado de la noche, en vez de lanzarse, se podía caer. O sea, imaginen: chica guapa en sus 25, minifalda, polito nice chiclebomba, mucho maquillaje, y (he ahí) unos tacazos.
Hum, Gas, yo creo que se tira. Chez, Gastón, compadre, te buscaste la ruina. A ver qué coño hacía yo trepando el murito, me preguntaba, sorprendido todavía de caminar hacia el vacío, mientras pensaba ojalá que no haya ratas tan arriba entre las lianas. Que ese era el problema, que las enredaderas de marras hacían eso, enredarse en los tacos de la muchacha en cuestión, que cuando la cogí del brazo parece que le hubieran dado cuerda a la condenada, que empezó a patalear y a gritar que la deje, que se quería matar, que todos los hombres éramos unos malditos.
Las reinecitas del drama me tienen sin cuidado, pero igual no es la voz dejar que alguien se caiga de cabeza al acantilado nomás por llamar la atención del novio, al que se le juntaban junto a la bruja y el sereno, todos los curiosos que asomaban del edificio. Sabes qué mamita, de pataleta ya estuvo bueno. Aproveché que debía pesar unos 45 kilos con todo y ropa y la alcé en peso, ganándome de pasada un par de manasos de diva ofendida en plan, cómo me llevas, suéltame carajo, que me sueltes, ya no quiero vivir. Bueno, haz tu show, pero del otro lado del murito, mujer.
Y bueno, el episodio terminó como calculan. El sereno ahuevado entre mis reclamos y los del galán, la parjita que se besa y se va de la mano, yo que trataba de recuperar el aire (mira que 45 kilos, son 45 kilos, mujer). Y hay que ver lo que son las cosas. Una posera que bien nos pudo buscar la ruina a ella y de pasada a mi, por armar su pataleta, y al otro extremo del mundo 7 mujeres se enfrentan a ser enterradas hasta el pecho para que las deshagan a pedradas. Todo en la misma vida.
Y a veces pienso que el mundo es muy injusto con algunas mujeres y con algunas rocas.
6 Comments:
...una histérica menos el mundo. Mejor no te hubieras hecho tanto problema. ¿Cómo es un polito nice chiclebomba?
mmm de solo imaginar la expresión de tu rostro al enfrentar una situación así ....
bueno...
yo sí hubiera sido más cruel
que se bote si quiere...
a veces me sorprende la capacidad tuya de tener más escrúpulos que yo
No recuerdas los chicle bomba, no te me hagas el joven? Un rosa eléctrico, pues.
Y de ser cruel, Kat, pues la verdad no. No había necesidad de ser cruel, pues doctora, en medio de su idiotez, la pobre drama queen daba pena. Y no vale la pena matarse por eso.
O sea tu la sacas y el galan se va de la mano... no hay duda que una cosa es joligud y otra la vida real...mejor la amarrabas a la liana, le decias al galan que la saque, y en el jala quetejala, quiza terminaba cayendose por la bomba en la que estaba...luego de eso ya podias proceder a rescatar a la chica..sin estorbos de por medio.
ahhhhhhhhhhhh
Jajaja, creo que no quedaron muy claras algunas cosas, no?
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