No sabe no opina

Nombre: Gastón
Ubicación: Miraflores, Lima, Peru

jueves, 29 de noviembre de 2007

Bolivia cabe en una canción

Y aunque todo sea una farsa yo sé que el mundo cabe entero en una canción;
pienso en la primera vez que te dije que te amé ah, que hermosa sensación,
y créelo de una vez, el mundo cabe en una canción.
Fito Pàez (El mundo cabe en una canción)

Ah, sólo Fito puede ser capaz de sumillarse a si mismo. Y esto a santo de qué, pues que con esta última aventura en Bolivia (vaya, hablé del viaje anterior en mi otro post, lo que es la vida), me traje el último cd de mi amigo el rosarino. Me lo trajo mi hermano de Buenos Aires, y bueno, apenas lo había escuchado hasta que vine.

Y hay una canción que me gusta mucho, no había reparado en ella más que en las otras, pero vi el videoclip, ya saben, todo entra por los ojos, y bueno, me acompaña mucho por acá. La escucho siempre que puedo.

Ya lo he dicho a lo largo de los casi 3 años que va a tener este blog, Fito siempre tiene canciones que calzan perfectas con uno. Por eso me gusta tanto, y hasta me dicen que cuando ven al flaco, se acuerdan de mi.

En fin, esta es la canción.

Eso que llevas ahí
Fito Páez (El mundo cabe en una canción)

Lo importante no es llegar
lo importante es el camino,
yo no busco la verdad
solo sé que hay un destino.

Y eso que llevas en tu corazón
y eso que llevas ahí.
y eso que llevas en tu corazón
quizas también te hara reir.

Lo importante es amar
tan inmenso es el abismo,
lo importante es desear
y no ser un muerto-vivo.

Cabalgué solo en la oscuridad,
de las crinas de un caballo malo.
Te di amor hasta el fondo del mar,
y lloré entre las flores de mayo.

Solo una oportunidad
solo hay un solo tiro,
yo nací en una ciudad
de allí tambien son mis hijos.

Y eso que espera en tu corazón
y eso que espera salir
y eso que espera en tu corazón
tal vez un día te hará feliz.

Conocí una muchacha de miel,
con aceros reforzo la casa.
No dejó entrar a nadie después
sin querer me devolvio mi alma.

Lo importante no es quedar
que todo pende de un hilo,
lo importante somos vos y yo
y el amor que construimos.

Y eso que llevas en tu corazón
y eso que espera salir
y eso que sangra en tu corazón
confía también te hara feliz.

Canción, canción, canciones de liberación.

*-*-*

Y bueno, yo sé que cuando regrese a Lima, la casa va a estar allí todavía.

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jueves, 15 de noviembre de 2007

Año

Contigo no existe final
solo un largo camino que andar,
las sombras me acompañarán,
y con dragones habrá que luchar.
Y me basta saber que estás conmigo,
que donde vaya siempre tu estarás...
Diego Bertie,
Qué difícil es amar (Fuego Azul)


Se acuerdan, al menos yo sí, de la canción que puse como preludio a mi balance del 2006. Hace ya casi un año, redios. Un año, cuàntas cosas pasan en 12 meses. y Hablaba del dragón en su castillo, ese que estaba de muy mal humor. Era el resumen del año, y bueno, ahora quería hacer no sé si un resumen, pero un algo de un año, y claro, me acordé de esa canción que también tiene un dragón.

Vaya, ha pasado un año largo desde que empecé a tener una relación con mi novia, o sea Lore. Y cuántas cosas nos han pasado juntos. Las cosas como son. Ya hace un buen tiepo recuerdo cuando, regresando de Bolivia me dejó sorprendido la cantida de periodistas solitarios y veteranos que había; al parecer, esta perra profesión que da tantas alegrías sólo deja chances para empatarnos entre nosotros. Y ya apenas a los 5 días de iniciada nuestra relación, allí estaba yo a las 4 y media de la mañana, en casa de mi nueva novia, recogiéndola, para que ambos cubramos cada uno (en ese momento) para su respectivo canal las elecciones municipales.

Ah, cuántos recuerdos que mezclan, de la vida en común y de trabajo en común. Los despachos en conjunto con ella en estudios y yo por ahí. La vez que ella, con un par, se fue a Pisco para contarnos de primera mano toda la miseria, y el encuentro de ambos en el aeropuerto militar, sólo para vernos unos minutos mientras ella subía para Lima al Hércules de la aviación colombiana que me había traído a mi. Las fiestas patrias, los fines de semana, los informes, y hasta un curso de corresponsales de guerra hechos en conjunto.

Todo lo que ha podido pasar en un año. Nos preparábamos para recibirlo por todo lo alto, y claro, pasó lo que suponíamos debía, tenía que pasar. Ella trabaaba esa semana de madrugada, yo toda la tarde hasta media noche: resultado, alrmozar juntos. Un lugar bonito, una reserva y zaz, la convocan para que traduzca en vivo a Toto en una entrevista... a la hora del almuerzo. Caballero, así es la competencia.

Qué mas puedo decir. En este año he aprendido mucho, por ejemplo, a no ser tan renegón. "por qué te quejas tanto de lo que te falta y no disfrutas de lo que tienes", me repite siempre la niña, tanto que ya me lo estoy por creer. Y así estamos, un año más.

Digo uno más porque la cosa va para largo. Ahora usamos anillos de plata. El primer paso, aros de promesa. El mio, de momento, por una cuestión técnica, lo llevo en una medalla de plata, al cuello; más cerca del corazón.

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lunes, 12 de noviembre de 2007

Descanso médico

Hace nunos días que no gozo del tiempo necesario para sentarme a escribir. Se me han ido de la cabeza varias cosas que quería poner o a estas alturas del partido ya no importan mucho, pero ahora tengo algo de tiempo, mientras permanezco en la redacción bajo una temperatura controlada y agradable.


Digo esto último porque el clima me la jugó bien la semana pasada y acabó con mis huesos en cama. Bueno, con mis huesos no, con mis pequeños rollos que ya desaparecen de a pocos. Palabra. En fin, a lo que iba es que... wait, no fue la semana pasada. En reañlidad, todo comenzó el viernede de la semana anteasada, cuando ocurrió el incendio de la galería de Mesa Redonda. Iba yo de lo más campante, listo para guardarme a mi cadsa, cuando me piden que vaya un mometo a apoyar a los equipos que cubrían el incendio, llevándoles baterías y cintas extra.


Allá me fui, aunque -instinto, le dicen- decidí sacarme la chompa que llevaba y ponerme la veterana casaca azul con cintas refractarias. LA cosa es que llegué, cosa de 5 y 30 de la tarde, y cuando me dí cuenta, estaba frente a cámaras, despachando, mientras lore me presentaba como "otro de nuestros enviados especiales en el incendio". Pucha, en qué momento terminé aquí; y claro, la epifanía incluía descubrirme con los pies en el agua, saliendo de un sótano en llamas despachando para el noticiero. La cosa es que descubrí también que me mojé de gran manera los pies, con el agua que se acumulaba graciosamente en mis medias.


El sábado todo "bien". El domingo en la tarde, le digo a Lore que "me duele un poco la garganta", pero nada más. Había descansado sábado y domingo, cosa rara por aquí, sí que pese a sentirme algo mal, el lunes pasado -ahora sí hace 7 días- decidí aparecerme en el canal, porque bueeeeno, tan mal no me sentía. Pero la cosa es que como a las nueve, pese a que mi turno acaba a las 11, ya me sentía mal, con una tos que sonaba a ladrido y un poquiiiito de fiebre. Me arranqué a mi casa.


El artes dudé hasta el medio día en ir a trabajar o no, pero al final no fui. Me dolía todo el cuerpo. Mañana de hecho estoy bien, pensé, y creí que sería bueno aparecerme a trabajar, pero de nuevo Lore me impuso el sentido comú. Llama a un médico que para eso tienes seguro -uno que ella me hizo sacar, of course- cosa que hice. No, caballero, así no puede ir a trabajar me dijo el señor de blanco. Pero doctor, ya falté ayer, dos días por una gripecita tampoco me parece, oiga usted.


Jajaja, gripecita huevón, tu qué crees que tienes, ah?. Bueno, en realidad me dijo, mire señor, lo suyo es algo más complicado. En realidad tenía influenza, y faringitis crónica, literalmente por no callarme a tiempo. Tres días en cama, mi primer "gran descanso médico" y medicinas para abrir una farmacia. No tardaron en hacer cola para decirme eso de, y así querías ir a trabajar energúmeno, para contagiar a media oficina. Pero en fin. El viernes me animé a ir, aunque la cara delataba que en realidad no quería, y no morí en el intento.

Ayer domingo, ya sintiéndome recuperado, me voy a una comisión que juré sería facilísima. Pero para mi mala suerte, terminé helándome unas horas en la calle, en pleno malecón. Eso sí, conversé un rato con mi para Alejandro Sanz. AL menos ya tengo a quién hecharle la culpa de que la tos haya vuelto.

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