Del choclo con queso al tacacho con cecina
La selva siempre tiene algo de cautivador que simplemente me fascina apenas pongo un pie en ella y siento la cachetada contundente de su calor. Este fin de semana no fue la excepciòn. Buenos dìas señores, aerolìneas Cataplùm anuncia que arribamos al aeropuerto de Madre de Dios, con una tempertura de 37 grados. Disfruten la visita.
Coño! 37 grados, a esa temperatura le pesa a uno hasta el pelo. Cuando el calor aplasta es que aplasta, o sea, caes enla cama del hotel y simplemente no hay forma humana de levantarse, mientras escuchas a los mosquitos estrellarse en la ventana. Allì recièn empezò la aventura en la que nos embarcamos.
Por la noche regresamos de un mitìn en una plazita y de repente, broooom! Què lindo lluvia, dijeron los màs monguitos. Chèvere, por fin podrè usar mi super impermeable y ver si valiò las 10 lucas que pague en Lima (?!) Eeeeerror! Habìa dejado la casaca del canal en el hotel, porque està diseñada para proteger del frio, o sea, està forrada en polar, tiene doble acolchado y eso sì, impermeable es, piro ni ca me la iba a zampar con el calor que hacìa. Como dijo: eeeerror. Por fortuna el chubasco nos agarrò sòlo media hora en la calle, asì qye normal.
La cosa vino al dìa siguiente. Partìamos a las 3 de la maraca a Iñapari, que es como hacer un viaje de Lima a Ica provincia. Salimos y llovìa. No, otravez? No joven, todavìa no para. Chez, caballero. El carro que nos consiguieron era una camioneta station wagon. O'e, nosotros pedimos una camioneta (imaginando que tendrìamos una Hi Lux o algo asì para irno,s y nos traen un taxi) Camioneta es pues. ya vamos que nos mojamos. Fueron nueve horas. NUEVE HORAS, la mitad me la pasè durmiendo en la maletera, junto a la llanta de repuesto, porque el dolor de pierna no me dejaba doblar la pierna.
Primera aventura. 4am: El rio ha crecido joven. Asì que a esperar una lancha suficientemente grande para que entre el carro. Atravesamos el rio en total oscuridad, mismo peli, con el ruido de los pajarirtossonando, llegamos a la otra orilla, y el carro se enfanga al salir. O sea, em medio de la lluvia, buscr cooomo locos, tronquitos por la selva para sacar el carro del barro. Empujàbamos y las llantas nos tiraban esapasta roja que se forma de arcilla. Una delicia.
Aventra dos: Ya de dìa, como a las nueve (siii, seguìa lloviendo) nos caìmos en una zanja y nos volcamos. Una maravilla eso de salir por la puerta convertida en sun roof a lo bestia. Y ahora, quien podrà... no, ni el Chapulìn vendrìa hasta aquì, tan imbècil no es. A ver, habìa un campamento de la carretera Interoceànica por allà. A ver pues, vamos a pedir ayuda. El capote de lluvia colapsò, literalmente diez solsotes al agua, barro hasta las canillas, agua que se mete en los ojos, las orejas, te martilla el cuero cabelludo. Feliemente los obreros se apiadaron y nos dieron una mano, sacamos el carro y seguimos.
Llegamos a Iñapari al medio dìa, aun no desayunàbamos. Asì que nos fuimos a comer a Brasil... paìs tropical, abencoado por Deus, y toda la murga de la canciòn. Qè faàcil fue cruzar la frontera, o sea, cruzar nada màs, nosotros esperando a que nos detenga un penep`o un guardia federal y nada. Nos metimos hasta la ciudad de Acre, y lo primero Coca Cola heladita, o rerigerante du soda, a no se cuantos reales.
Y bueno, el camino de regreso lo hicimos en una poderosa pick up... con màs lluvia. Por la noche para echar los demonios, nos bajamos cuanto helado habìa a mano. Y asì es pues., de recuerdo me queda un jean convertido en costra roja, una camiseta que no se le quita el olor a tapir por nada y moretones varios, no tanto por la volcadura, como por intentar dormir dando botes en la maletera.
Feliz.
Coño! 37 grados, a esa temperatura le pesa a uno hasta el pelo. Cuando el calor aplasta es que aplasta, o sea, caes enla cama del hotel y simplemente no hay forma humana de levantarse, mientras escuchas a los mosquitos estrellarse en la ventana. Allì recièn empezò la aventura en la que nos embarcamos.
Por la noche regresamos de un mitìn en una plazita y de repente, broooom! Què lindo lluvia, dijeron los màs monguitos. Chèvere, por fin podrè usar mi super impermeable y ver si valiò las 10 lucas que pague en Lima (?!) Eeeeerror! Habìa dejado la casaca del canal en el hotel, porque està diseñada para proteger del frio, o sea, està forrada en polar, tiene doble acolchado y eso sì, impermeable es, piro ni ca me la iba a zampar con el calor que hacìa. Como dijo: eeeerror. Por fortuna el chubasco nos agarrò sòlo media hora en la calle, asì qye normal.
La cosa vino al dìa siguiente. Partìamos a las 3 de la maraca a Iñapari, que es como hacer un viaje de Lima a Ica provincia. Salimos y llovìa. No, otravez? No joven, todavìa no para. Chez, caballero. El carro que nos consiguieron era una camioneta station wagon. O'e, nosotros pedimos una camioneta (imaginando que tendrìamos una Hi Lux o algo asì para irno,s y nos traen un taxi) Camioneta es pues. ya vamos que nos mojamos. Fueron nueve horas. NUEVE HORAS, la mitad me la pasè durmiendo en la maletera, junto a la llanta de repuesto, porque el dolor de pierna no me dejaba doblar la pierna.
Primera aventura. 4am: El rio ha crecido joven. Asì que a esperar una lancha suficientemente grande para que entre el carro. Atravesamos el rio en total oscuridad, mismo peli, con el ruido de los pajarirtossonando, llegamos a la otra orilla, y el carro se enfanga al salir. O sea, em medio de la lluvia, buscr cooomo locos, tronquitos por la selva para sacar el carro del barro. Empujàbamos y las llantas nos tiraban esapasta roja que se forma de arcilla. Una delicia.
Aventra dos: Ya de dìa, como a las nueve (siii, seguìa lloviendo) nos caìmos en una zanja y nos volcamos. Una maravilla eso de salir por la puerta convertida en sun roof a lo bestia. Y ahora, quien podrà... no, ni el Chapulìn vendrìa hasta aquì, tan imbècil no es. A ver, habìa un campamento de la carretera Interoceànica por allà. A ver pues, vamos a pedir ayuda. El capote de lluvia colapsò, literalmente diez solsotes al agua, barro hasta las canillas, agua que se mete en los ojos, las orejas, te martilla el cuero cabelludo. Feliemente los obreros se apiadaron y nos dieron una mano, sacamos el carro y seguimos.
Llegamos a Iñapari al medio dìa, aun no desayunàbamos. Asì que nos fuimos a comer a Brasil... paìs tropical, abencoado por Deus, y toda la murga de la canciòn. Qè faàcil fue cruzar la frontera, o sea, cruzar nada màs, nosotros esperando a que nos detenga un penep`o un guardia federal y nada. Nos metimos hasta la ciudad de Acre, y lo primero Coca Cola heladita, o rerigerante du soda, a no se cuantos reales.
Y bueno, el camino de regreso lo hicimos en una poderosa pick up... con màs lluvia. Por la noche para echar los demonios, nos bajamos cuanto helado habìa a mano. Y asì es pues., de recuerdo me queda un jean convertido en costra roja, una camiseta que no se le quita el olor a tapir por nada y moretones varios, no tanto por la volcadura, como por intentar dormir dando botes en la maletera.
Feliz.